Un estudio halla una relación entre la exposición a sustancias químicas ambientales y los problemas de tiroides en mujeres con problemas de fertilidad

Revisado por Danielle Ellis, B.Sc. Jun 26 2023

Un estudio dirigido por investigadores del Brigham and Women's Hospital, miembro fundador del sistema sanitario Mass General Brigham, revela múltiples asociaciones entre la presencia de biomarcadores de fenol y la alteración de las mediciones de la hormona tiroidea entre las mujeres que buscan atención sanitaria para la fertilidad. Sus resultados se publican en la revista Toxics, y aportan información adicional sobre cómo la exposición a sustancias químicas ambientales y las opciones de estilo de vida pueden afectar a la salud reproductiva.

En la actualidad, muchas mujeres sufren problemas de tiroides. Por ello, nos propusimos identificar algunos predictores de los niveles de hormonas tiroideas para ayudar a las mujeres a mejorar su salud. En este contexto, la salud de una mujer no es sólo su bienestar, sino también su fertilidad y su conocimiento de los peligros".

Lidia Mínguez-Alarcón, PhD, MPH, autora principal, profesora adjunta de la Facultad de Medicina de Harvard, epidemióloga reproductiva de la División Channing de Medicina en Red de Brigham y coinvestigadora del estudio Medio Ambiente y Salud Reproductiva (EARTH).

La exposición repetida a determinadas sustancias químicas fenólicas presentes en artículos de uso cotidiano como juguetes, protectores solares, productos dentales, envases de alimentos y conservantes alimentarios puede alterar el equilibrio hormonal del organismo y provocar efectos adversos para la salud. Estudios anteriores han evaluado estas sustancias químicas por separado y sus efectos sobre la tiroides. Sin embargo, el impacto combinado de estos múltiples fenoles sobre el sistema endocrino, especialmente en relación con la fertilidad femenina, aún no se conoce en su totalidad.

La fertilidad depende en gran medida del mantenimiento de una armonía hormonal constante en el organismo. Las alteraciones de estos niveles pueden provenir de fuentes externas, en particular de la exposición a riesgos medioambientales. Los investigadores del Brigham trataron de evaluar el impacto de algunos de los productos químicos ambientales más comunes que se ha demostrado en modelos animales que afectan a las hormonas tiroideas.

Su estudio analizó a 339 mujeres que acudieron a una clínica de fertilidad. El equipo evaluó las concentraciones urinarias de biomarcadores fenólicos y las muestras séricas de marcadores moleculares de la función tiroidea y la autoinmunidad tiroidea. A continuación, se utilizaron varios métodos estadísticos para medir la influencia combinada de estos biomarcadores en los niveles tiroideos.

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Al evaluar las combinaciones simultáneas de sustancias químicas, los investigadores pudieron captar con mayor precisión los efectos en el mundo real, ya que los seres humanos están expuestos a cientos de sustancias químicas al mismo tiempo, y no una por una. Los investigadores observaron que la presencia de bisfenol A, metilparabeno y triclosán en la orina también se asociaba a niveles hormonales tiroideos alterados, y algunos de ellos eran sugestivos de enfermedades tiroideas, incluido el hipotiroidismo. Todos estos fenoles pueden encontrarse en productos de consumo, regulados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos.

Los investigadores reconocieron que algunas de sus asociaciones medidas divergían de los hallazgos de publicaciones anteriores. Esto podría deberse a diferentes poblaciones de estudio, concentraciones de biomarcadores fenólicos u otros fenoles que no se midieron en este estudio. Los estudios futuros deberían repetir estas pruebas y considerar las consecuencias a largo plazo de la alteración de la función tiroidea.

"Este estudio es especialmente singular por centrarse en mujeres cuya fertilidad no es óptima, que han demostrado tener un mayor riesgo de padecer enfermedades tiroideas", afirma Mínguez-Alarcón. "En investigaciones anteriores con la misma cohorte de estudio (EARTH), descubrimos que las mujeres con hormonas tiroideas alteradas presentaban una menor reserva ovárica, medida como una disminución del recuento de folículos antrales. Por tanto, aunque serán necesarios más estudios longitudinales para corroborar estos resultados, prevenir fluctuaciones significativas en los niveles hormonales tiroideos podría ser crucial para mantener el potencial de fertilidad de la mujer."

Glenn Mcgee, de la Universidad de Waterloo, fue el autor principal de este trabajo. Otros coautores fueron Maximilien Génard-Walton, Paige L. Williams, T. I. M. Korevaar, Jorge E. Chavarro, John D. Meeker, Joseph M. Braun, Maarten A. Broeren, Jennifer B. Ford, Antonia M. Calafat, Irene Souter, Russ Hauser (IP de EARTH).

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