Las sustancias químicas de los protectores solares presentes en el agua de mar podrían suponer un riesgo para la salud humana, según un estudio
Revisado por Alina Shrourou, licenciada en ciencias (editora) 4 de octubre de 2018
Un estudio de la Universidad Baptista de Hong Kong (HKBU) ha detectado una gran cantidad de sustancias químicas de los protectores solares en el agua de mar que podrían suponer un riesgo para la salud humana. El estudio, pionero en el mundo en identificar los daños causados por una combinación de sustancias químicas contaminantes en los protectores solares, ha descubierto que estas sustancias pueden causar anomalías y matar a las crías del pez cebra al entrar en la cadena alimentaria. Dado que la estructura genética del pez cebra se asemeja a la del ser humano, los resultados implican que estos contaminantes podrían suponer un riesgo para los humanos. El estudio también reveló que estos contaminantes se encuentran habitualmente en las aguas costeras de Hong Kong.
El equipo estaba dirigido por el Dr. Kelvin Leung Sze-yin, profesor asociado del Departamento de Química de la HKBU. El equipo recogió muestras de agua de mar en 30 puntos de la costa de Hong Kong. Se investigaron siete filtros UV (ultravioleta) orgánicos de uso común, los ingredientes activos de los protectores solares. El equipo también recogió peces, gambas, mejillones y otros organismos salvajes de siete granjas de acuicultura locales de los alrededores de Hong Kong. El equipo detectó la presencia de filtros UV en concentraciones que oscilaban entre 3,1 y 51,3 nanogramos en cada gramo de las muestras. Los resultados indicaban que los filtros UV acumulados en la vida marina podrían ascender por la cadena alimentaria hasta llegar a los humanos y afectar a nuestra salud.
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El equipo recogió las muestras a dos metros de profundidad en el mar, extrajo las muestras mediante el método de "extracción en fase sólida" seguido de un análisis instrumental de alta sensibilidad, un proceso diseñado para obtener datos medioambientales fiables de los filtros UV.
El equipo simuló el medio acuático real en un laboratorio donde se alimentó al pez cebra con artemia contaminada durante 47 días. El agua contaminada contenía tres filtros UV de uso común, a saber, benzofenona-3 (BP-3), etilhexil metoxicinamato (EHMC) y octocrileno (OC).
A los 47 días, ninguno de los peces cebra adultos parecía estar dañado, pero varios de sus embriones presentaban malformaciones o anomalías. La tasa de mortalidad de los embriones a las 24 horas aumentó drásticamente, del 10% a casi el 60%, mientras que la tasa de eclosión a las 72 horas disminuyó considerablemente, del 80% a menos del 30%.
Según el Dr. Kelvin Leung, el estudio descubrió que la presencia combinada de BP-3, EHMC y OC crea "un efecto de mezcla" que aumenta su acumulación en comparación con el caso en que sólo está presente una sustancia química. Dado que más del 70% de la estructura genética del pez cebra se asemeja a la del ser humano, no se puede pasar por alto el efecto de estos contaminantes que pasan a lo largo de la cadena alimentaria hasta llegar al ser humano y su impacto a largo plazo en la fertilidad humana", añadió.
Según el Dr. Leung, "la luz ultravioleta aumenta el riesgo de envejecimiento prematuro de la piel, la aparición de pecas y desencadena el cáncer de piel". Los filtros UV orgánicos o químicos, capaces de absorber o bloquear la radiación UV, se aplican ampliamente en productos de cuidado personal, incluidos los protectores solares. Además, los filtros UV también están muy extendidos en textiles, plásticos y caucho como protección contra la fotodegradación".
El Dr. Leung añadió: "Tras su uso humano, los filtros UV orgánicos/químicos de las cremas solares se vierten al mar, bien directamente al ser arrastrados por el agua de mar, bien indirectamente a través del vertido de aguas residuales. Al final acaban entrando en el mar, lo que supone una amenaza para los organismos marinos y el ecosistema".
El Dr. Leung pidió que se regulara el uso de sustancias químicas en los productos de cuidado personal y afirmó que debería investigarse más el impacto a largo plazo de estos contaminantes. Recomienda el uso de protectores solares minerales naturales, como el dióxido de titanio y el óxido de zinc.