¿Cómo afecta la nutrición a la fertilidad femenina?

Un nuevo estudio publicado en la revista Reproductive Toxicology revisa las pruebas actuales que apoyan el papel de la nutrición como factor de riesgo modificable para la infertilidad femenina y los malos resultados de la fecundación in vitro (FIV).

Study: Nutrition, female fertility and in vitro fertilization outcomes. Image Credit: Prostock-studio / Shutterstock.com

Estudio: Nutrición, fertilidad femenina y resultados de la fecundación in vitro. Crédito de la imagen: Prostock-studio / Shutterstock.com

Introducción

La infertilidad se define como la incapacidad de concebir y quedarse clínicamente embarazada tras 12 meses de relaciones sexuales sin protección. Las estimaciones actuales indican que entre el 15 y el 20% de las parejas experimentan infertilidad en todo el mundo.

El aumento de las tasas de infertilidad ha llevado a los investigadores a interesarse cada vez más por identificar factores ambientales y de estilo de vida modificables que puedan afectar a la salud reproductiva. También se ha estudiado ampliamente el impacto potencial de ciertos patrones dietéticos, como las dietas mediterránea y occidental, y de alimentos específicos sobre la infertilidad.

En el estudio actual, los investigadores revisan la compleja relación entre nutrición y fertilidad, con especial atención a los hidratos de carbono, las proteínas y los ácidos grasos.

Hidratos de carbono

Los hidratos de carbono, que son la principal fuente de energía en el ser humano, regulan la vía metabólica de la glucosa y el control de la glucosa mediado por la insulina. Los hidratos de carbono van desde los monosacáridos o azúcares simples hasta moléculas complejas como los polisacáridos de la pared celular de las plantas y ciertos oligosacáridos. El índice glucémico (IG) y la carga glucémica (CG) son valores que reflejan cómo afectan los hidratos de carbono a los niveles de azúcar en sangre.

La carga glucémica puede reducirse consumiendo más hidratos de carbono complejos no digeribles, como los que se encuentran en la fibra dietética soluble o en los productos alimenticios integrales. Una mayor ingesta de cereales integrales se ha asociado a mayores tasas de embarazo y de nacidos vivos. Asimismo, se ha demostrado que comer más verduras mejora la calidad embrionaria tras la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI).

La ingesta de carbohidratos y su descomposición también parecen regular la función ovárica. De hecho, el riesgo de infertilidad ovulatoria era aproximadamente un 80% mayor entre las mujeres que consumían más hidratos de carbono en comparación con las del quintil más bajo de ingesta de hidratos de carbono en el Nurses' Health Study II (NHS II) de 2009.

Se ha demostrado que una dieta en la que menos del 45% de la ingesta total de energía proceda de los hidratos de carbono mejora los síntomas del síndrome de ovario poliquístico (SOP) al aumentar los niveles de la hormona foliculoestimulante (FSH) y la globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG), al tiempo que disminuyen los niveles de testosterona e insulina. Esto se correlaciona con la reducción de peso en pacientes con SOP con sobrepeso u obesidad.

Con una dieta hipocalórica, en la que la mitad de las calorías diarias proceden de los hidratos de carbono, se recuperó un mayor número de óvulos y se registraron mayores tasas de embarazo clínico y de nacidos vivos en mujeres infértiles y obesas durante la FIV. Sin embargo, el consumo de refrescos azucarados también se relacionó débilmente con un menor número de óvulos recuperados y embriones obtenidos mediante ciclos de estimulación ovárica, además de una menor tasa de nacidos vivos.

Proteínas

Se espera que un adulto sano consuma 0,8 g/kg de proteínas por cada kilogramo (kg) de masa corporal. La ingesta de proteínas animales se ha relacionado positivamente con los trastornos ovulatorios en comparación con las proteínas vegetales. De hecho, se ha demostrado que un 5% de la ingesta energética proporcionada por proteínas vegetales en lugar de proteínas animales reduce el riesgo de trastornos ovulatorios en más de un 50%.

El consumo de lácteos y soja se ha correlacionado con mejores resultados durante la FIV. Esto se debe a que la soja contiene fitoestrógenos, una clase de isoflavonas con una estructura parecida a la del estrógeno que presentan una débil actividad estrogénica a través de la unión al receptor de estrógeno.

Hay bastantes pruebas de que las proteínas de origen animal afectan a la fertilidad femenina en comparación con las de origen vegetal, lo que sugiere que la fuente de proteínas puede representar un determinante importante del éxito reproductivo."

Grasas

Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (ω-3 PUFAs) y omega-6 (ω-6) PUFAs se encuentran en diferentes tipos de productos alimenticios. En este sentido, los PUFA ω-3 suelen encontrarse en pescados como el salmón, la caballa, las sardinas y el atún, así como en frutos secos, semillas y aceites vegetales. En comparación, los PUFA ω-6, que también pueden encontrarse en frutos secos, semillas y aceites, suelen estar presentes en la carne de ave, el pescado y los huevos.

No existen pruebas definitivas que determinen el impacto de estas grasas en los resultados de la FIV; sin embargo, las mejores probabilidades de embarazo parecen estar correlacionadas con un mayor consumo de AGPI ω-3.

No obstante, algunos alimentos como el pescado pueden aumentar el nivel de exposición a contaminantes orgánicos persistentes como el metilmercurio y las dioxinas. Del mismo modo, la ingesta de verduras y frutas puede aumentar el riesgo de exposición a plaguicidas.

El riesgo asociado a la presencia de estos compuestos toxicológicamente activos podría depender de varios factores, así como de la cantidad de alimentos consumidos, la etnia de los pacientes y su estado hormonal."

Implicaciones

Las evidencias sobre el papel de la nutrición en la fertilidad/infertilidad están evolucionando rápidamente, pero en este momento, los datos disponibles son insuficientes para apoyar plenamente a los clínicos en ejercicio a la hora de dar sugerencias nutricionales a las parejas infértiles".

Se necesita más investigación para examinar cómo se relaciona la nutrición con el aumento de la exposición a sustancias químicas alteradoras endocrinas y a qué niveles para comprender mejor su impacto en la función reproductora.

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