Aplicar una perspectiva evolutiva a la medicina puede impulsar innovaciones biomédicas

La palabra "evolución" puede traer a la mente polvorientos huesos de dinosaurio, pero afecta a nuestra salud todos los días. Por ejemplo, aunque los antibióticos se inventaron hace sólo un siglo, la evolución de la resistencia a los antibióticos es ya un grave problema. El aumento de problemas de salud modernos como la obesidad también puede atribuirse a principios evolutivos.

Un artículo publicado en Frontiers in Science demuestra cómo la aplicación de una perspectiva evolutiva a la medicina puede inspirar nuevas formas de prevenir y tratar enfermedades.

La medicina evolutiva promete transformar nuestra comprensión de por qué enfermamos y reforzar nuestra capacidad para proteger la salud humana. Nos hemos reunido con expertos de muchos campos para crear una agenda de investigación global que amplíe este campo".

Dra. Barbara Natterson-Horowitz, cardióloga y bióloga evolutiva de la Universidad de Harvard y la Universidad de California en Los Ángeles.

"Nuestro objetivo es impulsar nuevas innovaciones biomédicas y medidas eficaces de salud pública, desde enfermedades infecciosas y pandemias hasta cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares", ha declarado el profesor Daniel Blumstein, de la Universidad de California en Los Ángeles.

Superar la quimioterapia y la resistencia a los antibióticos

La resistencia a los medicamentos es una amenaza sanitaria mundial que necesita soluciones urgentes. Dado que las bacterias y las células cancerosas se adaptan de forma natural para sobrevivir a los medicamentos, surgen constantemente nuevas variantes resistentes a los fármacos. En la actualidad, este problema se aborda mediante la producción continua de nuevos antibióticos y quimioterapias contra el cáncer, una solución temporal y costosa.

Las estrategias inspiradas en la evolución podrían romper este ciclo. Por ejemplo, los fármacos "antievolutivos" podrían impedir que las bacterias compartieran genes de resistencia entre sí. Los "antiantibióticos" son otra estrategia innovadora que podría evitar muchas infecciones hospitalarias resistentes a los antibióticos. Estas infecciones suelen producirse cuando los antibióticos administrados en el torrente sanguíneo alcanzan a bacterias inofensivas del intestino, lo que hace que las cepas resistentes a los antibióticos evolucionen y se propaguen. Los antibióticos orales que bloquean estos fármacos en el intestino podrían evitarlo.

En el caso del cáncer, una rama de la evolución llamada biología de la extinción podría ayudar a atajar la resistencia a la quimioterapia. "La idea es que una forma eficaz de erradicar una población es primero reducir críticamente su tamaño con una catástrofe ecológica -como la caída del meteorito para los dinosaurios-", explicó Blumstein. "Y luego matar a los individuos restantes con una segunda catástrofe -como la hambruna que siguió al meteorito-".

La terapia de extinción traduce estos principios en una estrategia clínica. Los pacientes recibirían una dosis elevada de un fármaco contra el cáncer para reducir el tamaño del tumor, como en los protocolos actuales. Pero antes de que la resistencia al fármaco tenga oportunidad de surgir, el primer tratamiento se sustituiría por otro para acabar con las células cancerosas restantes.

Using biodiversity to drive biomedical innovation

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Los autores destacan que muchas estrategias terapéuticas nuevas pueden estar ocultas a plena vista, entre la biodiversidad del mundo natural.

"Las jirafas tienen la presión arterial más alta de todos los animales y, sin embargo, no sufren los daños orgánicos que la hipertensión causa en las personas. Y los elefantes y los demonios de Tasmania rara vez padecen cáncer", explica Natterson-Horowitz, "¿cuál es la biología que protege a estos animales de las enfermedades que nos matan? Existen conocimientos extraordinariamente poderosos que aún no hemos aprovechado".

Los autores abogan por una cartografía sistemática de la vulnerabilidad a las enfermedades y los mecanismos de resistencia en la naturaleza: "La creación de esta base de datos podría, en el plazo de una década, ayudar a identificar rasgos únicos y, en última instancia, conducir a tratamientos clínicos novedosos", afirma Blumstein.

Mejorar las medidas de salud

pública

Los principios evolutivos también podrían guiar unas políticas de salud pública más eficaces. "Nuestros cuerpos y mentes evolucionaron en un entorno pero viven en otro, y eso causa enfermedades", afirma Natterson-Horowitz. "Las enfermedades cardiovasculares, la baja fertilidad y otras afecciones "modernas" comunes son consecuencia de este desajuste evolutivo".

Estas afecciones suelen tratarse como enfermedades relacionadas con el "estilo de vida", con intervenciones que atribuyen toda la responsabilidad al individuo, como el ejercicio y los cambios en la dieta. Sin embargo, este planteamiento de cambiar las conductas sanitarias no siempre funciona. Los autores sostienen que las políticas de salud pública basadas en la evolución se centrarían más bien en mejorar las condiciones ecológicas.

"No se trata de tratar la diabetes cuando una persona la contrae a los 40 años, sino de hacer la inversión durante la infancia. Las políticas que promueven intervenciones tempranas en la vida pueden tener un efecto inmensamente positivo en la salud y el bienestar futuros", añadió Blumstein.

Una hoja de ruta inspirada en la evolución para mejorar la

salud

Las perspectivas evolutivas ya se están abriendo paso en la agenda pública y política. Algunos países han restringido el uso de antibióticos e introducido impuestos sobre las bebidas azucaradas. Sin embargo, los autores subrayan que para aprovechar todo el potencial de la medicina evolutiva se requiere una mayor inversión y colaboración interdisciplinar.

"Los conocimientos evolutivos encierran un enorme potencial -todavía sin explotar- para comprender, prevenir y tratar mejor las amenazas existentes y emergentes para la salud humana, animal y planetaria. Nuestro artículo ofrece una hoja de ruta para la investigación biológica y biomédica básica, así como para el desarrollo de biomedicinas innovadoras y medidas de salud pública más eficaces", concluyen los autores.

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