Los enfermos de cáncer tienen cuatro veces más probabilidades de suicidarse

Revisado por James Ives, M.Psych. (Editor) 14 de enero de 2019

Las personas con cáncer tienen más de cuatro veces más probabilidades de suicidarse que las que no lo padecen, según investigadores de la Facultad de Medicina de Penn State.

En un estudio realizado con datos de más de ocho millones de pacientes con cáncer en Estados Unidos, los investigadores también descubrieron que, entre las personas con cáncer, los varones blancos, los pacientes diagnosticados a una edad más temprana y los pacientes con cáncer de pulmón, cabeza y cuello, testicular y linfomas tenían más probabilidades de suicidarse.

Nicholas Zaorsky, oncólogo radioterapeuta del Instituto del Cáncer de Penn State, afirma que el estudio, publicado hoy (14 de enero) en Nature Communications, pone de relieve la importancia de un enfoque integral en el tratamiento de los pacientes con cáncer.

"Aunque el cáncer es una de las principales causas de muerte en Estados Unidos, la mayoría de los pacientes de cáncer no mueren de cáncer, sino que suelen fallecer por otra causa", afirma Zaorsky, "existen múltiples riesgos concurrentes de muerte, y uno de ellos es el suicidio". La angustia y la depresión pueden deberse al diagnóstico del cáncer, al tratamiento, al estrés económico y a otras causas. En última instancia, la angustia y la depresión pueden conducir al suicidio. Nuestro objetivo era cuantificar el riesgo de suicidio entre los pacientes de cáncer".

El Dr. Zaorsky señaló que, si bien se ha avanzado mucho en el tratamiento del cáncer en sí, no se ha investigado tanto sobre cómo afecta mental y emocionalmente a los pacientes. Los investigadores compararon el riesgo de suicidio de los pacientes con cáncer con el de la población general, y estudiaron si determinados pacientes tenían un riesgo mayor que otros.

Los investigadores utilizaron datos del programa de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales (SEER) del Instituto Nacional del Cáncer. El SEER incluye datos sobre incidencia, supervivencia, tratamiento, edad y año de diagnóstico del cáncer, y abarca al 28% de la población estadounidense.

Para el estudio, los investigadores utilizaron datos del SEER sobre más de 8,6 millones de pacientes que habían sido diagnosticados de cáncer invasivo -cáncer que se ha extendido más allá del tejido en el que se desarrolló originalmente- entre 1973 y 2014.

Tras analizar los datos, los investigadores descubrieron que 13.311 de los pacientes del conjunto de datos -el 0,15%- murieron por suicidio, más de cuatro veces el riesgo de la población general. Esta cifra duplica la de un estudio anterior de 2002, que informaba de un aumento del riesgo del 1,9%.

Además, los investigadores descubrieron que, si bien el riesgo de suicidio disminuye cinco años después del diagnóstico, el riesgo sigue siendo elevado para los pacientes con linfoma de Hodgkin y cáncer testicular.

"Lo interesante que descubrimos fue que sí parece importar a qué edad se diagnostica a un paciente y qué tipo de cáncer tiene esa persona", dijo Zaorsky. "Los tratamientos para algunos cánceres -como la leucemia y el cáncer testicular entre adolescentes y adultos jóvenes, por ejemplo- pueden disminuir la fertilidad del paciente, y ése parece ser uno de los riesgos de suicidio a largo plazo. En cambio, los pacientes ancianos a los que se diagnostican cánceres de pulmón, próstata y cabeza y cuello, tienen un mayor riesgo de suicidio durante el resto de su vida."

Según los investigadores, los resultados podrían utilizarse para identificar a los pacientes con mayor riesgo de suicidio y ayudar a los profesionales sanitarios a adaptar sus tratamientos en consecuencia.

"Esta información podría ser útil a la hora de elaborar directrices y estrategias sobre cómo y cuándo examinar a los pacientes con cáncer para detectar depresión y angustia", señaló Zaorsky. "Por ejemplo, dirigir las estrategias de prevención del suicidio a los pacientes de más edad y a los que padecen determinados tipos de cáncer, como próstata, pulmón, leucemias y linfomas, podría ser beneficioso".

Además, Zaorsky señaló que el estudio podría ayudar a los médicos a desarrollar programas de supervivencia, cuyo objetivo es atender y mejorar la calidad de vida de los pacientes de cáncer que han pasado por el tratamiento y están en vías de recuperación.

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