Los niños que nacen pequeños tienen más riesgo de infertilidad

Por el Dr. Liji Thomas, MD 15 de diciembre de 2019

Un nuevo estudio publicado en la revista Human Reproduction el 13 de diciembre de 2019 muestra que los bebés varones que no crecen tan bien como se esperaba en el útero pueden llegar a ser infértiles en la edad adulta. El estudio mostró un 55% u 85% más de riesgo de infertilidad entre este grupo de hombres en comparación con los nacidos con pesos adecuados.

La infertilidad afecta a cerca del 12,5% de las parejas de todo el mundo. En aproximadamente 1 de cada 3 parejas, el varón es infértil, mientras que en otro tercio, la mujer tiene un problema de fertilidad. En el resto de los casos, se desconoce la causa o existen problemas tanto en la pareja masculina como en la femenina.

Image Credit: My Life Graphic / Shutterstock

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Pequeño

para la edad gestacional

Un bebé es pequeño para la edad gestacional (PEG) cuando nace con un peso que se sitúa en el 10% más bajo para ese término del embarazo, según una tabla que registra el peso por semana de gestación de todos los bebés de la muestra elegida. Por ejemplo, un bebé nacido a término, es decir, con 40 semanas de gestación. El intervalo de pesos al nacer oscila entre 2.500 g y 4.500 g en la muestra utilizada para el presente estudio. Si nace un bebé a término que pesa menos de 3.000 g, el peso al nacer se define como el 10% más bajo de esa categoría y el bebé se denominaría pequeño para la edad gestacional.

PEG y riesgo de malformaciones

Investigaciones anteriores han demostrado que los bebés varones que no muestran un crecimiento normal en el útero corren un riesgo entre 2 y 3 veces mayor de tener problemas en los testículos y el pene. Los defectos más frecuentes son la hipospadias, una malformación del pene en la que el conducto urinario, o uretra, no se abre en la punta del pene, sino más abajo, en la parte posterior; la criptorquidia, en la que los testículos no descienden desde el abdomen hasta su posición escrotal normal; y el cáncer de testículo. Se ha demostrado que estas tres enfermedades aumentan el riesgo de infertilidad. Por otro lado, no hay muchos datos que demuestren que el peso al nacer durante el embarazo esté relacionado con la infertilidad.

El estudio

Los investigadores examinaron los registros de nacimiento y otros registros médicos de casi 5.600 hombres y 5.300 mujeres que habían nacido entre 1984 y 1987, hasta finales de 2017. Todos los participantes habían sido partos únicos nacidos en Aalborg u Odense, dos regiones danesas, con una edad media de 32 años a finales de 2017 Sus registros de nacimiento proporcionaron información sobre el término del embarazo en el que nacieron y su peso al nacer. Los datos sobre infertilidad y tratamientos de fertilidad procedían del Registro Nacional Danés de Pacientes y del Registro Danés de Fecundación in Vitro.

Además, los investigadores utilizaron un formulario que habían rellenado las madres de todas las participantes durante el embarazo, en el que se preguntaba sobre su edad, tabaquismo, consumo de alcohol y otros factores relacionados con el estilo de vida, salud e índice de masa corporal, y factores sociales y demográficos como la cohabitación y la situación laboral.

Los resultados

El análisis del riesgo de infertilidad reveló que era un 55% mayor en el caso de los hombres que habían nacido pequeños para la edad gestacional, en comparación con los que tenían un peso normal para el término del embarazo en el que nacieron. Sin embargo, no ocurría lo mismo con las mujeres.

En términos reales, el riesgo era del 8,3% para el primer grupo, pero del 5,7% para el segundo.

La infertilidad se determinaba si se diagnosticaba a un solo miembro o a una pareja como infértil o como solicitante de tratamiento para la fertilidad. Esto significa que algunas de estas últimas participantes podían ser lesbianas o madres solteras que deseaban concebir.

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Para corregirlo, los investigadores analizaron por separado a los participantes que tenían información completa sobre la causa por la que buscaban tratamiento para la infertilidad. En este grupo, el riesgo de infertilidad era un 85% mayor que en los hombres AGA. Esto podría indicar que el riesgo real entre los hombres AGA es mucho mayor que el calculado utilizando criterios de infertilidad más inclusivos pero potencialmente inexactos.

Así pues, el estudio actual confirmó el trabajo anterior, mostrando que los principales factores causantes de un mayor riesgo de infertilidad eran la hipospadias y la criptorquidia. Una vez eliminados estos factores, la asociación entre PEG e infertilidad se redujo a un aumento no significativo del 37%. Es decir, alrededor del 7,3% de los hombres nacidos PEG eran infértiles, frente al 5,6% de los que habían nacido adecuados para la edad gestacional (AEG).

Las conclusiones se ven reforzadas por el gran número de participantes y la elevada tasa (87%) de información relacionada con el embarazo facilitada por las madres de las participantes en el estudio Health Habits for Two. La exhaustividad de los registros médicos daneses también permitió realizar un seguimiento del 98% de las participantes, lo que la convierte en una muestra muy representativa y reduce el riesgo de sesgo.

Sin embargo, existe un posible problema, y es que 32 años es como la flor de la vida reproductiva masculina. A los investigadores les gustaría hacer un seguimiento del grupo para ver qué ocurre al cabo de otra década. Además, la edad gestacional se decidió de diversas formas según los profesionales sanitarios implicados, y es posible que no se determinara con exactitud en todos los casos.

Implicaciones

Para explicarlo, la investigadora Anne Thorsted afirma: "Esto puede indicar que parte de la asociación entre el peso gestacional y la infertilidad está mediada por los efectos de la hipospadias y la criptorquidia, que se sabe que están relacionadas con el riesgo posterior de infertilidad", aunque señala que aún se desconoce el mecanismo subyacente de esta asociación.

Piensa que podría ser posible que la presencia de un entorno que no favorece adecuadamente el crecimiento en el útero sea por sí mismo un factor disuasorio para el crecimiento adecuado del esperma y del aparato reproductor. Por otra parte, si el PEG se debe a problemas de salud o de estilo de vida de la madre, como el tabaquismo, esto podría explicar por qué los tres problemas suelen darse juntos: criptorquidia, hipospadias e infertilidad. Thorsted comenta: "Nuestros resultados demuestran que a veces debemos fijarnos en los primeros años de vida para encontrar explicaciones a los problemas de salud que aparecen más adelante."

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