Un estudio investiga las posibilidades de aumentar la edad oficial de jubilación

Aunque muchas personas disfrutan ahora de una vida más larga y saludable, la actual edad de jubilación plantea retos tanto para los responsables políticos como para los jubilados.

Un nuevo estudio analiza si es posible aumentar la edad de jubilación en función de la relación entre la esperanza de vida laboral y los aspectos de salud importantes para la capacidad de trabajo de las mujeres y los hombres en Europa.

La esperanza de vida no ha dejado de aumentar en muchos países del mundo debido, entre otras cosas, a los avances en la asistencia sanitaria y a la adopción de estilos de vida más saludables. Al mismo tiempo, la fecundidad ha disminuido o se ha estabilizado en niveles bajos, lo que ha provocado un notable aumento de la proporción de adultos mayores en estas poblaciones.

Esta situación supone un riesgo para la sostenibilidad financiera en varios ámbitos de los sistemas de seguridad social, uno de ellos los sistemas de pensiones, ya que la mayoría de los países europeos ofrecen pensiones públicas a sus ciudadanos.

La edad de jubilación y las medidas de apoyo a la prolongación de la vida laboral se están debatiendo ampliamente a nivel nacional y de la Unión Europea, y muchos países ya han iniciado y aprobado cambios políticos para aumentar gradualmente la edad oficial de jubilación.

Sin embargo, una cuestión pertinente que ha surgido en este contexto es la de saber cuál es el potencial para aumentar la vida laboral teniendo en cuenta el estado de salud de las personas.

En su estudio, publicado en el European Journal of Aging, las investigadoras del IIASA Daniela Weber y Elke Loichinger, del Instituto Federal de Investigación Demográfica de Alemania, investigaron si existe la posibilidad de aumentar la edad de jubilación de forma general.

Basaron su análisis en la relación entre la esperanza de vida laboral y tres expectativas de salud que representan aspectos de salud importantes para la capacidad de trabajo y la empleabilidad entre los 50 y los 59 años, así como entre los 60 y los 69 años para las mujeres y los hombres en Europa.

Hay varios estudios sobre la relación entre la jubilación y la salud a nivel individual, pero los estudios a nivel de población son escasos y nos sorprendió descubrir que no se habían cuantificado antes las diferencias en cuanto a salud y esperanza de vida laboral. Queríamos ver cuál es el potencial de aumentar aún más la vida laboral, teniendo en cuenta el estado de salud de las personas, y también cómo difiere este potencial entre hombres y mujeres para distintos grupos de edad y entre distintos grupos socioeconómicos".

Elke Loichinger, Instituto Federal de Investigación Demográfica

Para ello, los investigadores analizaron la relación entre la esperanza de vida laboral y la esperanza de salud, diferenciando entre tres dimensiones de la salud, a saber, la salud física, la salud cognitiva y la salud general.

Además, analizaron la heterogeneidad de la esperanza de vida laboral y de los tres resultados sanitarios en función de la educación. El análisis se centró específicamente en los grupos de edad de 50 a 59 años y de 60 a 69 años, ya que éstos son, y seguirán siendo, los más afectados por los futuros aumentos de la edad de jubilación.

Los resultados indican que, en general, existe un potencial para aumentar el número esperado de años económicamente activos tanto para los hombres como para las mujeres de entre 60 y 69 años. Sin embargo, un análisis específico de la educación reveló grandes diferencias entre los subgrupos socioeconómicos de la población en lo que respecta a la magnitud de este potencial.

Por ejemplo, los hombres de 60 años de Suecia con un nivel educativo bajo pueden esperar trabajar 4,2 años más. Esto aumenta a seis años más cuando tienen un nivel de educación terciario. En cuanto a su salud física, los hombres con un nivel educativo bajo pueden esperar 8,4 años de buena salud y 8,7 años cuando tienen una educación de nivel terciario.

En Bulgaria, los hombres de la misma edad con un nivel de estudios superior pueden esperar trabajar 4,5 años más y esperar 5,7 años más con buena salud física. Sus homólogos con un nivel educativo bajo solo pueden esperar 2,7 años con buena salud física, durante los cuales también se espera que trabajen.

"A la hora de prolongar la vida laboral hay que tener en cuenta la heterogeneidad entre los grupos educativos en cuanto a la salud y la capacidad de trabajar más allá de las edades de salida del mercado laboral observadas actualmente. Nuestros resultados indican que es posible prolongar la vida laboral más allá de los niveles actuales. Sin embargo, las diferencias significativas en el número esperado de años de buena salud entre personas con diferentes niveles de educación requieren políticas que tengan en cuenta esta heterogeneidad", concluye Weber.

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