La integración de los inmigrantes en la comunidad de acogida implica un compromiso entre estatus social y fertilidad

Revisado por James Ives, M.Psych. (Editor) Feb 26 2019

Investigadores de las Universidades de Helsinki, Turku y Missouri, así como de la Federación de Familias de Finlandia, presentan los primeros resultados de un nuevo y extraordinariamente completo conjunto de datos de toda la población que detalla la vida de más de 160.000 evacuados de la Segunda Guerra Mundial en términos de integración. Los resultados demuestran que la integración de los emigrantes en una comunidad de acogida implica un compromiso entre obtener un mayor estatus social y tener menos hijos.

Los evacuados de Carelia, región cedida por Finlandia a la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, tuvieron el desafortunado destino de tener que abandonar su hogar dos veces en el espacio de unos pocos años. Los evacuados huyeron al oeste de Finlandia al principio de la guerra, pero luego muchos de ellos regresaron a sus hogares durante 2 ó 3 años cuando el territorio fue reconquistado por Finlandia, sólo para tener que evacuar de nuevo al final de la guerra.

"Este acontecimiento histórico excepcional proporciona un experimento natural, que nos permitió analizar la probabilidad de que diversos grupos sociales regresen a sus comunidades natales cuando se les ofrece la oportunidad", explica Robert Lynch, primer autor del artículo de la Universidad de Turku (Finlandia).

Los datos también permitieron comparar a las personas que decidieron volver a casa con las que no lo hicieron, ya que convivieron en la Finlandia occidental de posguerra.

Los evacuados que regresaron a sus hogares tras la evacuación inicial tuvieron más hijos después de la guerra que los evacuados que permanecieron en Finlandia occidental durante toda la guerra. Parece que el mayor vínculo con su comunidad natal y los lazos sociales y familiares que conlleva tuvieron un efecto positivo en la fertilidad. Sin embargo, tras su segunda evacuación, eran menos propensos a integrarse y casarse con personas de Finlandia occidental, con lo que perdían oportunidades de aumentar su estatus social.

Por otro lado, los evacuados que permanecieron en Finlandia occidental durante toda la guerra tuvieron menos hijos, pero se casaron con la población de acogida de Finlandia occidental en mayor proporción y, por tanto, tuvieron más probabilidades de mejorar su estatus social.

Como muchos emigrantes y refugiados de todo el mundo, los evacuados del estudio tuvieron que elegir entre mantener fuertes lazos sociales con sus comunidades natales y sus compañeros emigrantes o integrarse para establecer relaciones que salvaran las diferencias entre grupos. La investigación demuestra que las decisiones tomadas tuvieron consecuencias reales para la futura fertilidad y el estatus socioeconómico de los emigrantes.

"En conjunto, estos resultados tienen importantes implicaciones para comprender la experiencia de los inmigrantes en la actualidad y pueden ser útiles conocimientos previos para los responsables políticos que deseen fomentar la cohesión social", afirma John Loehr, autor principal del artículo de la Universidad de Helsinki (Finlandia).

En términos más generales, sin embargo, estos resultados pueden considerarse desde una perspectiva cultural y evolutiva que tenga en cuenta la importancia de equilibrar la predisposición humana al tribalismo y nuestra necesidad de tener identidades distintivas a nivel de grupo con la necesidad de cohesión social. En otras palabras, el grado en que las personas dan prioridad a su propio grupo étnico, cultura, familia o región frente a la importancia que conceden a la construcción de nuevas relaciones y puentes con personas de grupos y orígenes diferentes influye en su trayectoria vital, en las oportunidades que es probable que encuentren y en cómo interactúan con los demás.

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