Efectos a largo plazo de la infección por SARS-CoV-2 en la activación de las células T: trastornos autoinmunes y disfunción de las células endoteliales.

By Vijay Kumar Malesu Ago 1 2023 Reviewed by Lily Ramsey, LLM

En una reciente revisión publicada en Frontiers in Medicine, un grupo de autores exploró el impacto del síndrome respiratorio agudo grave por coronavirus 2 (SARS-CoV-2) en la activación de las células del timo (T), los trastornos autoinmunes, la disfunción endotelial y las alteraciones vasculares.

Study: Endothelial dysfunction in autoimmune, pulmonary, and kidney systems, and exercise tolerance following SARS-CoV-2 infection. Image Credit: JuanGaertner/Shutterstock.com Estudio: Disfunción endotelial en los sistemas autoinmune, pulmonar y renal, y tolerancia al ejercicio tras la infección por SARS-CoV-2. Crédito de la imagen: JuanGaertner/Shutterstock.com

Antecedentes

La pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), instigada por el SARS-CoV-2, ha causado más de un millón de muertes en Estados Unidos desde enero de 2020 hasta mayo de 2023.

Los síntomas pueden variar de leves a graves, y afecciones preexistentes como la hipertensión arterial y la diabetes pueden agravar la gravedad de la enfermedad. Varios estudios sugieren una relación bidireccional entre la diabetes de tipo 2 y la COVID-19.

El SARS-CoV-2 se infiltra en las células del huésped a través del receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), y las variaciones en los genes humanos influyen en la susceptibilidad a la infección y en sus resultados.

Las glándulas endocrinas que expresan ACE2 y ácido ribonucleico mensajero de la serina proteasa transmembrana dos (TMPRSS2 mRNA) son vulnerables a COVID-19, causando potencialmente disfunción orgánica.

Trastornos endocrinos autoinmunitarios y SARS-CoV-2

Enfermedad tiroidea

La infección por SARS-CoV-2 puede estimular respuestas inmunitarias similares a las de los trastornos tiroideos autoinmunitarios. Los pacientes pueden presentar hipertiroidismo o hipotiroidismo, siendo la tiroiditis subaguda (SAT) la más frecuente en los casos agudos de COVID.

Un análisis retrospectivo mostró un ligero aumento de la incidencia de SAT en 2020, coincidiendo con los picos de casos de COVID-19. El SAT puede aparecer durante o después de la infección aguda por COVID-19, con síntomas variables. La fatiga posterior a la infección por COVID-19 puede deberse a un hipotiroidismo residual posterior al SAT.

Enfermedad suprarrenal

El SARS-CoV-2 puede afectar a la función suprarrenal a través de diversos mecanismos, como la disfunción del eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HPA), el impacto citopático directo, la inflamación inmunomediada, etc.

La hiponatremia es frecuente en la infección aguda por COVID-19 y puede estar asociada a peores resultados.

Trastorno del páncreas

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El SARS-CoV-2 puede infectar las células beta pancreáticas humanas, induciendo una muerte de las células beta similar a la detectada en la diabetes de tipo 1. La hiperglucemia es frecuente en las infecciones agudas por COVID-19, incluso en pacientes que no padecen diabetes.

Un metaanálisis reveló una proporción conjunta del 14,4% en los casos de diabetes de nuevo diagnóstico en pacientes COVID-19.

La compleja interacción entre páncreas/diabetes y SARS-CoV-2 sigue siendo un área ampliamente investigada.

Trastorno de las g ónadas

Los hombres con COVID-19 agudo presentaban desequilibrios hormonales que indicaban un posible daño testicular primario. El mecanismo subyacente de la acción del SARS-CoV-2 sobre las gónadas sigue sin estar claro.

Las preocupaciones relativas al fallo espermatogénico a largo plazo y a la infertilidad masculina siguen siendo áreas de incertidumbre. La mayoría de los estudios no han informado del impacto de COVID-19 en la fertilidad femenina, pero se necesitan más estudios.

Impacto sobre la vasculatura pulmonar y la función pulmonar

La gravedad de la insuficiencia respiratoria suele determinar la mortalidad de la COVID aguda. Se ha observado disfunción endotelial y coagulopatía en la patogenia de la COVID aguda. La disnea persistente es común en la COVID prolongada, con varios mecanismos hipotetizados.

En las pruebas de función pulmonar, la anomalía común es el deterioro de la capacidad de difusión. Las prolongadas complicaciones respiratorias experimentadas por las personas que sobrevivieron a la infección por SARS-CoV-2 pueden estar asociadas a muchos problemas vasculares.

SARS-CoV-2 y enfermedad renal

La lesión renal aguda (LRA) es sobre todo frecuente en la infección por COVID-19, y más del 20% de los pacientes hospitalizados desarrollan LRA.

La patogenia de la LRA en la infección aguda por COVID es multifactorial e incluye la activación del sistema inmunitario, la lesión endotelial, la cascada de la coagulación y el sistema renina-angiotensina-aldosterona.

Los efectos virales del SARS-CoV-2 pueden continuar mucho tiempo después de la resolución clínica de la infección, lo que puede desencadenar una mayor predisposición a la LRA recurrente y, por tanto, mayores probabilidades de desarrollo de enfermedad renal crónica (ERC).

La interacción de la infección por SARS-CoV-2 con otros factores de riesgo genéticos predisponentes para la ERC progresiva requiere una mayor exploración.

Intolerancia al ejercicio

Las personas con COVID prolongado suelen experimentar intolerancia al ejercicio. Un meta-análisis de nueve estudios encontró que el consumo máximo de oxígeno (VO2) era 4,9 mL/kg/min menor en aquellos con síntomas prolongados de COVID que en aquellos sin ellos.

La intolerancia al ejercicio en individuos con COVID prolongado puede estar relacionada con un deterioro de la extracción periférica de oxígeno, en la que influyen factores como el nivel de hematocrito, la descarga de oxígeno de la hemoglobina, el tiempo de tránsito capilar, la densidad capilar, la conductancia difusional de oxígeno y la capacidad oxidativa muscular.

La disfunción endotelial y autonómica y las alteraciones del músculo esquelético debidas a la infección por SARS-CoV-2 también pueden reducir la extracción de oxígeno.

Equilibrio entre el ejercicio y el tratamiento de los síntomas

Aunque los resultados preliminares apuntan a los beneficios del ejercicio en la rehabilitación prolongada de la COVID, no es de aplicación universal debido a la posible exacerbación de los síntomas tras el esfuerzo.

En concreto, deben evitarla las personas diagnosticadas de encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC) o que experimenten malestar postesfuerzo. En tales casos, se recomiendan estrategias alternativas de gestión de la energía, como el marcapasos.

Las investigaciones futuras deberán explorar la dosis óptima de ejercicio, los síntomas objetivo y la idoneidad del paciente para el tratamiento eficaz de la COVID prolongada.

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