La técnica FISH puede utilizarse para sondear el ADN del esperma en busca de anomalías cromosómicas

Se sabe que los tratamientos de quimioterapia y radioterapia causan duros efectos secundarios que los pacientes pueden ver o sentir en todo su cuerpo. Sin embargo, hay otras consecuencias de estas importantes terapias que no se ven y de las que a menudo no se habla: las repercusiones en sus futuros embarazos y las esperanzas de tener hijos sanos.

Existen numerosas pruebas de que los tratamientos de quimioterapia y radiación son genotóxicos, lo que significa que pueden mutar el ADN y dañar los cromosomas de las células cancerosas y no cancerosas de los pacientes. Cuando esto ocurre en una célula de la línea germinal -que son los óvulos en las mujeres y los espermatozoides en los hombres- puede provocar graves defectos fetales y de nacimiento en el embarazo resultante.

En el caso de las pocas quimioterapias que se han estudiado, el riesgo de que se produzcan mutaciones en los espermatozoides disminuye con el tiempo, ya que los agentes del tratamiento abandonan el organismo y los hombres producen nuevos espermatozoides que nunca estuvieron expuestos a los agentes genotóxicos. Pero en el caso de la mayoría de los fármacos quimioterapéuticos, aún no hay información sobre su impacto en las mutaciones del ADN y los daños cromosómicos en el esperma humano.

Para agravar el problema, en la actualidad no existen pruebas eficaces y asequibles que permitan hacer un seguimiento de la salud de las células germinales de los hombres, identificando cuándo los espermatozoides son portadores de mutaciones cromosómicas relacionadas con el tratamiento, como la aneuploidía (número anormal de cromosomas) o las roturas, reordenamientos o supresiones cromosómicas. Pero las pruebas de un nuevo estudio dirigido por Andrew Wyrobek en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, y ahora en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (Berkeley Lab), sugieren que esto podría cambiar pronto.

En un artículo publicado en la revista PLOS ONE, un equipo internacional informa del éxito obtenido en la adaptación de una técnica establecida de análisis del ADN celular denominada hibridación fluorescente in situ (FISH) para sondear el ADN de los espermatozoides en busca de una amplia variedad de anomalías cromosómicas simultáneamente. Esta versión de la técnica FISH, conocida como protocolo AM8 sperm FISH, es el resultado de décadas de trabajo realizado por el equipo de investigación del autor principal, Andrew Wyrobek. Wyrobek, biofísico médico del Laboratorio de Berkeley, estudia los efectos de la radiación ionizante y las sustancias químicas de origen humano en el cáncer de mama, la función cerebral y la salud reproductiva masculina.

Este trabajo es la primera demostración de que nuestro ensayo de esperma puede medir simultáneamente la aneuploidía y otras aberraciones cromosómicas en el esperma de hombres que han sido sometidos a tratamientos genotóxicos. Cuando los espermatozoides con estas anomalías cromosómicas fecundan un óvulo, el feto resultante y el niño nacido vivo pueden tener graves problemas de salud. Por ejemplo, los fetos con trisomía 18 -una copia extra del cromosoma 18 o un feto con un reordenamiento cromosómico desequilibrado- suelen morir en el útero o al año de nacer."

Andrew Wyrobek, autor principal

Y, lo que es más importante, según Wyrobek, el ensayo puede detectar anomalías cromosómicas equilibradas, que son reordenamientos sin pérdida ni ganancia de material genético. Las reordenaciones equilibradas son compatibles con los nacimientos vivos y heredables a futuros embarazos, y es probable que los niños afectados experimenten una reducción de la fertilidad cuando quieran tener sus propios hijos.

El equipo -que incluía científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, la Universidad de Stanford, el Centro Oncológico MD Anderson y la Universidad Nacional Autónoma de México- evaluó el enfoque AM8 FISH en el esperma de nueve pacientes con linfoma de Hodgkin, que proporcionaron muestras antes, durante y después de un régimen de tratamiento con múltiples fármacos y radioterapia.

Los resultados de las pruebas del protocolo FISH indicaron que los espermatozoides producidos durante el tratamiento del linfoma de Hodgkin tenían 10 veces más anomalías cromosómicas en comparación con los producidos antes del tratamiento. Sin embargo, al sexto mes después del tratamiento, el esperma de los pacientes había recuperado la calidad anterior al mismo.

"Estamos entusiasmados con estos resultados porque son un primer paso hacia la aplicación de este método a cualquier situación humana -como el envejecimiento, la enfermedad, las drogas o la exposición a tóxicos ambientales- para determinar los riesgos genéticos de las células germinales masculinas y examinar la persistencia de espermatozoides cromosómicamente dañados", dijo Wyrobek. "Creemos que este enfoque tiene una amplia gama de aplicaciones en la asistencia sanitaria y la planificación familiar, ya que puede utilizarse para identificar las exposiciones ambientales que aumentan el riesgo de producir espermatozoides cromosómicamente anormales que pueden afectar a la salud de los futuros embarazos y los niños de las generaciones venideras."

Sin embargo, según Wryobek, el método FISH de esperma se encuentra todavía en una fase temprana de investigación y requerirá una validación adicional y un desarrollo comercial antes de que esté disponible en las consultas médicas.

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