Los ciclos hormonales pueden hacer a las mujeres más propensas a la drogadicción y a mayores tasas de recaída

Revisado por James Ives, M.Psych. (Editor) Feb 11 2019

Los ciclos hormonales de las mujeres pueden no sólo hacerlas más propensas a la drogadicción, sino también más afectadas por los desencadenantes que conducen a la recaída, según revela un nuevo estudio de la Universidad de Vanderbilt. Los resultados son especialmente significativos, ya que prácticamente no existen estudios sobre adicción en mujeres que tengan en cuenta estos ciclos.

Erin Calipari, profesora adjunta de farmacología en el Centro de Investigación de Adicciones de Vanderbilt, señala que las mujeres representan una población especialmente vulnerable, con mayores tasas de adicción tras la exposición a las drogas, pero los estudios sobre adicción se han centrado principalmente en los mecanismos subyacentes a estos efectos en los hombres. Su estudio descubrió que, cuando los niveles hormonales relacionados con la fertilidad son altos, las mujeres aprenden más rápido, establecen asociaciones más fuertes con las señales de su entorno y son más propensas a buscar recompensas.

"Que las mujeres se vuelvan adictas a las drogas puede ser un proceso fundamentalmente distinto al de los hombres", dijo Calipari. "Es importante entender esto, porque es el primer paso para desarrollar tratamientos que sean realmente eficaces".

El siguiente paso, según ella, sería averiguar cómo afectan los cambios hormonales al cerebro de las mujeres y, en última instancia, desarrollar medicamentos que pudieran ayudar a contrarrestarlos. Pero mucho antes de que esos futuros medicamentos estén disponibles, los centros de tratamiento podrían utilizar la información de este estudio para educar a las mujeres sobre sus conexiones mentales más fuertes con lugares y objetos. Eso puede significar una mayor probabilidad de recaída sólo con, por ejemplo, visitar un lugar donde consumieron drogas o sostener el tipo de cuchara que utilizaron en el proceso.

Históricamente, los investigadores han evitado utilizar hembras en los estudios médicos para no tener que tener en cuenta las influencias de los ciclos hormonales. Como resultado, el desarrollo de medicamentos se ha centrado a menudo en corregir disfunciones en los hombres, lo que puede explicar por qué las mujeres a menudo no responden a los medicamentos o tratamientos disponibles de la misma manera que los hombres, dijo Calipari.

Su trabajo se publicó recientemente en la revista Neuropsychopharmacology, afiliada a Nature, en un artículo titulado "Cues play a critical role in estrous cycle-dependent enhancement of cocaine reinforcement".

En este estudio, se permitió a ratas macho y hembra drogarse con cocaína empujando una palanca, con una luz encendida durante la dosis. Esto es similar a las señales ambientales, como la parafernalia de drogas, presentes cuando los humanos consumen drogas. Cuando sus niveles hormonales circulantes eran elevados, las ratas hembra asociaban más fuertemente el consumo con la luz y eran más propensas a seguir empujando la palanca tanto como fuera necesario para obtener cualquier cantidad de cocaína.

En última instancia, las hembras estaban dispuestas a "pagar" más en presencia de estas señales para conseguir cocaína. Los resultados son transferibles a los humanos mediante el análisis económico del comportamiento, que utiliza una complicada ecuación matemática con valores para lo máximo y lo mínimo que un sujeto hará para obtener una recompensa. Es una de las pocas formas en que pueden hacerse comparaciones entre especies.

"Descubrimos que los animales pulsan una palanca sólo para obtener la luz, ese estímulo ambiental", explica Calipari, "que tiene valor para ellos".

"Hay datos epidemiológicos que dicen que las mujeres son más vulnerables, pero no está claro cuáles son los factores. Sabemos que la transición a la adicción es más rápida y que tienen más problemas con el ansia y las recaídas. Ahora, con investigaciones como ésta, estamos empezando a aislar las causas ambientales y fisiológicas."

Esta nueva investigación se basa en un trabajo anterior que Calipari publicó en la Facultad de Medicina Icahn de Mount Sinai y que demostraba que el estrógeno intensifica la recompensa cerebral de dopamina por el consumo de cocaína.

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