Chicle para controlar la fertilidad: Ovulaid

Por el doctor Liji Thomas, MD 10 de octubre de 2019

La infertilidad es una causa muy potente de frustración y problemas psicológicos como la ansiedad y la depresión, así como de estrés elevado. La Organización Mundial de la Salud define la infertilidad o subfertilidad como los intentos infructuosos de concebir durante cinco o más años.

Aunque se trata de un problema bastante común, que afecta al 10% de las mujeres, el impacto emocional y mental puede ser fácil de pasar por alto. Un nuevo proyecto pretende desarrollar un método sencillo y cómodo de seguimiento del ciclo menstrual que permita aprovechar el periodo fértil para aumentar las posibilidades de concebir.

¿Qué es el periodo fértil?

Durante el ciclo menstrual, uno de los dos ovarios, normalmente de forma alterna, se prepara para liberar uno de sus óvulos. La liberación propiamente dicha, u ovulación, se produce hacia la mitad de un ciclo de 28 días, y el óvulo viaja a través de las trompas de Falopio o uterinas hacia el útero. Una vez liberado el óvulo, su supervivencia es corta (aproximadamente 24 horas) y, a partir de ese momento, no puede producirse la concepción durante el resto del ciclo. Los espermatozoides, sin embargo, pueden sobrevivir en el aparato reproductor femenino hasta 7 días. Por lo tanto, la fecundación por un espermatozoide debe producirse en los 5-6 días anteriores al día de la ovulación, incluido éste: la ventana de oportunidad.

Para muchas mujeres, es vital identificar esta ventana de tiempo fértil, pero resulta difícil debido a la duración variable del ciclo menstrual de un mes a otro, un fenómeno que se observa hasta en el 80% de las mujeres. Los marcadores fisiológicos de la ovulación están bien descritos, pero al principio pueden resultar difíciles de detectar para la mujer inexperta. Los acontecimientos subyacentes se deben a los niveles máximos de dos hormonas, el estrógeno y la hormona luteinizante (LH). Estos picos pueden detectarse de forma fiable y reproducible.

Han aparecido muchos kits de ovulación para identificar la ovulación midiendo las concentraciones hormonales, y la mayoría de ellos se basan en el uso de sangre u orina. La mayoría evalúan los niveles de LH y sólo pueden responder Sí o No a la pregunta de si se está produciendo la ovulación o no.

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Un equipo de estudiantes de la Universidad de Copenhague se esfuerza por desarrollar un detector de hormonas integrado en un chicle. Los estudiantes proceden de los campos de la biotecnología y las biociencias moleculares, y trabajan con una misión en el proyecto, concebido para participar en iGEM, el concurso mundial de biología sintética que se celebrará en Boston a finales de octubre. Creen que un biosensor vivo, en forma de molécula de levadura, incrustado dentro de un chicle, proporcionará un método cómodo y fácil de ensayo hormonal que también permitirá a la mujer comprender lo que ocurre en las distintas partes de su ciclo, y no sólo identificar la ovulación. El biosensor tiene receptores de LH y de estrógenos. El aumento de los niveles de estrógenos en la semana que precede a la ovulación es un fenómeno fisiológico importante y un indicador de este acontecimiento.

Ovulaid - Rethinking fertility tracking

Ovulaid - Replantearse el seguimiento de la fertilidad

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Cuando los niveles de LH o estrógenos aumentan, el biosensor se activa, lo que provoca la síntesis de un compuesto que hace que el color del chicle cambie en correlación con los niveles hormonales. Para aumentar la sencillez de uso de esta herramienta, también se diseñará una app que permitirá a la mujer que utilice el chicle saber en qué fase de la ovulación se encuentra. Para ello, la app analizará la foto del chicle usado que suba la usuaria, basándose en el color revelado. Los resultados de cada día se guardarán para ofrecer una predicción visual del momento de la ventana fértil en cada usuaria. Los investigadores también esperan con impaciencia el día en que estos datos, despojados de todos los detalles identificativos, puedan estar disponibles con el consentimiento de las mujeres para aportar más datos a la investigación en este campo y otros relacionados con la salud.

El biosensor utiliza un organismo de levadura modificado genéticamente con las secuencias necesarias para expresar los receptores de estrógeno y LH y los ligandos productores de color. Estas secuencias se clonan en la bacteria Escherichia coli utilizando la tecnología USER, donde se amplifican y luego se ensamblan en un único plásmido. Este plásmido se inserta en el genoma de la célula de levadura Saccharomyces cerevisieae, donde produce los receptores. Las secuencias aquí utilizadas proceden de trabajos anteriores realizados en la misma institución, siendo los únicos requisitos su caracterización y posterior mejora.

Los investigadores trabajan ahora para garantizar que la levadura sobreviva en el chicle, tras lo cual tienen previsto añadirle sabores. Esperan que este "chicle inteligente" ayude a las mujeres a hacer un seguimiento no invasivo, preciso y productivo de su fertilidad.

El grupo de investigadores está avanzando por las distintas fases de desarrollo, incluidas las necesidades de marketing, legales, de producción, financieras y de concienciación educativa. Han seleccionado esta levadura específica para minimizar los problemas de marketing europeos debido a la preocupación pública por el uso de organismos modificados genéticamente, y también se han aplicado otras medidas de seguridad, como un "interruptor de apagado". Afirman que cientos de mujeres ya han expresado su entusiasmo por el proyecto, a pesar del OMG. Además, es biodegradable, lo que supone una gran ventaja.

El equipo internacional de estudiantes, de Dinamarca por supuesto, pero también de India, Nepal, Hungría y Alemania, se ha visto motivado por el gasto y la dificultad actuales de los métodos tradicionales de control de la fertilidad. Quieren que el chicle sea sencillo, barato y preciso, disponible en muchos sabores a través del supermercado local, y envasado en un paquete atractivo pero no llamativo. Creen que podría ser de gran ayuda para las clínicas ginecológicas de zonas pobres y rurales, donde no existen recursos para realizar pruebas de fertilidad.

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